8 de mayo de 2025
NOVEDAD
Inspiración local, impacto global: presentamos a cuatro ganadores del Swift Student Challenge de este año
Todos los años, el Swift Student Challenge anima a estudiantes de todo el mundo a dejarse llevar por su curiosidad y desatar su creatividad desarrollando apps originales con Swift, el sencillo e intuitivo lenguaje de programación de Apple. Desde la vista de un cielo estrellado a través de un telescopio en el estado mexicano de Nuevo León hasta una baraja de cartas hallada en una tienda de juegos japonesa, las inspiraciones que están detrás de las 350 propuestas ganadoras de este año abarcan 38 países y regiones de todo el mundo e incorporan todo tipo de herramientas y tecnologías.
«El talento y la perspectiva que los jóvenes desarrolladores traen al Swift Student Challenge siempre nos llenan de inspiración», ha dicho Susan Prescott, vicepresidenta de Relaciones con Desarrolladores Internacionales de Apple. «Los ganadores de este año han demostrado una capacidad excepcional para transformar sus grandes ideas en apps innovadoras, impactantes y bien pensadas. Nos alegramos de allanarles el camino mientras siguen creando apps que contribuirán a forjar el futuro».
Cincuenta ganadores con el título Distinguished Winners han recibido una invitación para asistir a la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC) en Apple Park, donde participarán en una experiencia de tres días a su medida. A lo largo de la semana, los ganadores tendrán la oportunidad de ver la keynote en directo el 9 de junio, aprender de los expertos e ingenieros de Apple y participar en laboratorios.
Muchos de los ganadores de este año se han inspirado en sus comunidades locales para crear potentes herramientas diseñadas para dejar huella a escala global. A continuación, los ganadopres Taiki Hamamoto, Marina Lee, Luciana Ortiz Nolasco y Nahom Worku hablan de sus apps y los problemas del mundo real que quieren resolver con ellas para demostrar que la programación tiene el poder de impulsar el cambio.
Cuando Taiki Hamamoto, de 22 años, encontró una baraja hanafuda en una tienda de juegos de su zona, quedó intrigado. Creció jugando al tradicional juego de cartas japonés con sus familiares y pensó que sería fácil encontrar a gente de su edad para echar una o dos partidas por los viejos tiempos, pero no fue el caso.
«Me di cuenta de que muy pocas personas de mi generación saben jugar a las cartas hanafuda, a pesar de que tienen un papel destacado en la cultura japonesa», explica Hamamoto, recién graduado en la Universidad de la Prefectura de Kumamoto. «Se me ocurrió que, si la gente pudiera echar partidas fácilmente en sus smartphones, podríamos popularizar los juegos de cartas hanafuda no solo en Japón, sino también en todo el mundo».
Su app ganadora, Hanafuda Tactics, permite a los recién llegados familiarizarse con las reglas del juego y las propias cartas. Las coloridas y llamativas barajas, inspiradas en la veneración que se profesa a la naturaleza en Japón, están compuestas por 48 naipes divididos en 12 palos, uno por cada mes del año, y todos ellos lucen ilustraciones de plantas de temporada. Hay muchas maneras de jugar, pero una de las variantes más populares es el koi-koi, en el que los jugadores tratan de formar combinaciones conocidas como yaku.
Aunque Hamamoto se ha mantenido fiel a la estética floral del juego clásico, también ha añadido toques modernos a la experiencia. Entre ellos está el uso de los puntos de vida característicos de los videojuegos, de sobra conocidos entre el público más joven. DragGesture de SwiftUI le permitió incluir efectos dinámicos y fluidos, como cartas que se inclinan y brillan cuando se mueven, así el juego es más natural y atractivo. También está planteándose la posibilidad de que se pueda jugar a Hanafuda Tactics en el Apple Vision Pro.
La idea de que un juego con siglos de antigüedad desaparezca algún día es inconcebible para Hamamoto, que ha disfrutado mucho con él. «Las cartas hanafuda son muy especiales porque te acercan al paisaje y la cultura de Japón», explica. «Quiero que los usuarios de mi app se metan de lleno en el juego y conservarlo para las generaciones venideras».
Cuando los incendios forestales empezaron a propagarse rápidamente por gran parte de Los Ángeles a principios de este año, Marina Lee, de 21 años, recibió una llamada telefónica que la tuvo con el corazón en un puño. Su abuela, residente del Valle de San Gabriel, había recibido una alerta de evacuación, y apenas tenía tiempo para decidir qué hacer o adónde ir.
«Como crecí en Los Ángeles, siempre he sido consciente de los riesgos que entrañan los incendios forestales y las realidades que acompañan a los desastres naturales», explica Lee, que estudia tercero de Informática en la Universidad del Sur de California. En ese momento, estaba pasando las vacaciones de invierno con sus padres en el norte del estado. «Cuando recibí esa llamada, sabía que el desastre me había tocado muy de cerca. Mi abuela entró en pánico, sin saber qué meter en la maleta ni cómo mantenerse preparada e informada. Eso me sirvió de inspiración para crear una app dirigida a personas que, al igual que ella, pueden no saber mucho de tecnología, pero merecen disponer de un recurso accesible y fiable en situaciones de emergencia».
La app EvacuMate muestra a los usuarios una lista de cosas que tienen que llevar consigo en caso de evacuación. Lee integró la fototeca del iPhone en la app para que los usuarios pudieran añadir copias de documentos importantes y añadió la opción de importar contactos de emergencia de la lista de contactos del iPhone. También incluyó recursos sobre temas como la comprobación de los niveles de calidad del aire y la preparación de botiquines.
Lee sigue mejorando EvacuMate con la finalidad de poner la app al alcance de cualquiera que quiera usarla. «Me gustaría añadir compatibilidad con varios idiomas», comenta Lee. «A mi abuela le cuesta leer en inglés, así que una funcionalidad de traducción podría resultar muy útil a otras personas con las mismas dificultades».
El objetivo de Lee en la WWDC es conocer a nuevos desarrolladores y desarrolladoras, como ya hizo preparando hackatones con su organización Citro Tech o proporcionando orientación a futuras ingenieras en la Universidad del Sur de California. «Programar es mucho más que desarrollar software», afirma. «También te ayuda a hacer amistades, encontrar tu sitio y aprender a resolver problemas para cambiar las cosas».
Luciana Ortiz Nolasco no cabía en sí de la emoción cuando le regalaron un telescopio por su undécimo cumpleaños. Todas las noches, lo usaba para observar el cielo por la ventana de su habitación en Nuevo León, el estado de México donde nació.
Pero había dos problemas. En primer lugar, la espesa capa de contaminación que cubría su ciudad altamente industrializada tapaba las estrellas e impedía verlas brillar. Y, en segundo lugar, no tenía a nadie con quien compartir su afición.
«No conocí a gente con mis mismos intereses hasta que me uní a la Sociedad Astronómica de Nuevo León», explica Ortiz Nolasco, que ahora tiene 15 años. Los fines de semana, se juntaba con miembros de la sociedad para ver las estrellas en el campo, asistía a campamentos y recibía orientación de personas que compartían su pasión. Estas experiencias despertaron su interés por hacer de la astronomía una afición más accesible.
Su app, llamada BreakDownCosmic, es un punto de encuentro virtual donde los usuarios pueden añadir eventos astronómicos de todo el planeta a sus calendarios, ganar medallas por cumplir misiones y comentar sus observaciones con otros amantes de la astronomía.
Ortiz Nolasco encontró la herramienta perfecta para hacer realidad sus ideas en el lenguaje de programación Swift.
«Swift es muy fácil de aprender y Xcode es muy intuitivo», explica. «Casi siempre corregía mis errores, así que no tenía que pasar horas revisando el código en busca de un fallo que había pasado por alto».
Tras asistir a la WWDC en junio, su plan consiste en seguir desarrollando BreakDownCosmic con vistas a su lanzamiento en el App Store. «Quiero que la gente se sienta como si estuviera viajando por el espacio al utilizar mi app», dice. «El universo está lleno de misterios aún por descubrir e infinidad de posibilidades. Y este viaje no puede limitarse a unas pocas personas. El universo es el lugar donde vivimos. Es nuestro hogar, y todo el mundo debería tener la posibilidad de conocerlo mejor».
Nahom Worku, que se crio primero en Etiopía y luego en Canadá, no tenía claro si quería ser piloto como su tío o estudiar una carrera de ingeniería como su padre. Finalmente, su miedo a volar hizo que descartara la primera opción, pero no se decidió por una especialidad de ingeniería hasta que llegó la COVID-19.
«Durante la pandemia tenía mucho tiempo libre, así que compré unos cuentos libros y descubrí el diseño web y la programación», dice Worku, de 21 años. Entró en Black Kids Code, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a niños de la comunidad negra a aprender matemáticas y programación, y con el tiempo se hizo mentor.
Mientras colaboraba en un programa de verano en la Universidad de York en Toronto, donde ahora estudia cuarto curso, a Worku y su grupo les encomendaron la labor de trabajar en un objetivo de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas que se centra en garantizar el acceso a una educación de calidad en todo el mundo. Para Worku, el proyecto fue revelador, ya que le hizo recordar sus primeros años de escolarización. «Cuando era pequeño, en Etiopía había muchos estudiantes que carecían de una educación de calidad», explica. «Además, muchas personas no disponen de acceso a internet o tienen problemas con la fiabilidad de sus conexiones».
Su app AccessEd está diseñada para abordar ambos problemas, ya que ofrece recursos de aprendizaje con o sin conexión wifi. Desarrollada con herramientas de inteligencia artificial y aprendizaje automático de Apple, como Core ML y el marco de lenguaje natural, la app recomienda cursos según el trasfondo de cada estudiante, lo que contribuye a ofrecer experiencias cien por cien personalizadas.
«Un estudiante hace una foto de sus apuntes y el modelo de aprendizaje automático analiza el texto mediante el marco de lenguaje natural de Apple para crear fichas didácticas», explica Worku. «La app también cuenta con un sistema de gestión de tareas con notificaciones. El motivo es que un gran número estudiantes de todo el mundo tienen muchos deberes y responsabilidades familiares de los que ocuparse tras el horario escolar, así que les cuesta aprovechar el tiempo».
Worku espera que AccessEd abra nuevas puertas a estudiantes de todo el mundo. «Espero que mi app anime a la gente a descubrir que el aprendizaje automático y otras tecnologías modernas pueden usarse de maneras innovadoras, especialmente en la educación, y hacer que adquirir conocimientos sea un proceso más interesante, efectivo y ameno», afirma.
Apple se enorgullece de apoyar a la próxima generación de desarrolladores, creadores y emprendedores a través de su programa anual Swift Student Challenge. Durante los últimos cinco años, miles de participantes de todo el mundo han desarrollado carreras de éxito, han fundado empresas y han creado organizaciones que apuestan por la democratización de la tecnología para construir un futuro mejor. Hay más información en developer.apple.com/swift-student-challenge.
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