Mi familia lleva tres generaciones en Detroit. Mi madre trabajó en un banco, y mi padre en una línea de montaje de la industria de automoción, igual que su padre antes que él. Soy del West Side. Casi todos los vecinos nos conocíamos y, al contrario de lo que se suele contar, había muchas familias en nuestra calle y teníamos un arraigado sentido de la comunidad. El vecindario no era perfecto, pero sentíamos cierto orgullo de clase media trabajadora. Por eso busco destellos de aquel orgullo. A veces se manifiesta en los rostros de la gente de Detroit, cuando van por la calle a lo suyo, y otras en el propio lugar físico, en la belleza de los espacios de la ciudad y en su energía.
Estas imágenes tienen un carácter dimensional muy potente. He hecho fotos de la arquitectura porque quería ver los resultados del iPhone 12 Pro cuando combinas claros y sombras muy intensos en la misma imagen. Y no hace falta editar las fotos para que salten a la vista.
Para mí, el sentimiento negro es un vínculo socioeconómico común que las personas negras entendemos de una forma prácticamente universal. Es alegría y dolor, como cantaba Frankie Beverly. Es un legado de supervivencia y hasta prosperidad, a pesar de que haya ciertas fuerzas que posiblemente no vean con buenos ojos nuestra existencia. Tiene que ver con nuestra forma de afrontar los problemas y con nuestra concepción intelectual del mundo que nos rodea. Es el bien que hemos creado y el mal que hemos soportado, que nos hace rebelarnos contra las fuerzas hostiles, y también empatizar con personas a las que ni siquiera conocemos. Es el reconocimiento mutuo de que todos juntos pasamos las mismas penurias, sin importar en qué ciudad vivamos.