Rachael pasó 60 días ingresada en el hospital hasta que pudo tocarse la nariz con la mano izquierda y tardó un año entero en recuperar la fuerza necesaria para poder sujetar algo, así que tuvo que dejar la cámara a un lado. En ese momento, su mejor amigo le regaló un iPhone 4 para que le resultara más fácil.
“Tardé un año en recuperar la fuerza necesaria para sujetar un iPhone”, recuerda Rachael. “Fue la primera cámara que usé [después del accidente] y ahora es la única que uso porque es profesional, ligera, compacta y fácil de usar”.
Desde entonces, el proceso creativo de Rachael ha pasado a ser móvil y digital. “Antes tenía mi cámara de gran formato y de formato medio con carrete de 35 mm, y era complicado”, explica. “Ahora dedico más tiempo a la imagen y menos a la parte técnica y al equipo. Estoy más centrada”.