En esta mañana soleada y húmeda de abril, la bahía de Cispatá está tranquila, excepto por unos cuantos pescadores locales que están en el mar, sumergidos hasta la cintura, lanzando sus redes tejidas a mano. Aquí, Conservation International e Invemar (Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras) están recolectando muestras del suelo arcilloso que se analizarán para medir el carbono almacenado en el sedimento por debajo del nivel de flotación, conocido como “carbono azul”. Junto con la fundación Omacha, las tres organizaciones están diseñando un modelo de financiamiento de carbono con el objetivo de incentivar la conservación y la recuperación de los manglares en la región, trabajando en asociación con la autoridad ambiental del gobierno local (CVS) y las comunidades locales.
Para la
campaña de Apple Give Back, del Día de la Tierra 2018, Apple se asoció con Conservation International a fin de proteger y restaurar el bosque de manglar de 27,000 hectáreas en la bahía de Cispatá, que se espera capture 1 millón de toneladas métricas de CO2 a lo largo de su vida. En la cumbre del Global Climate Action Summit el pasado septiembre en California, la vicepresidenta de Medio Ambiente, Política, e Iniciativas Sociales de Apple, Lisa Jackson subrayó la importancia de este tipo de preservación. “Estos bosques son fundamentales porque son una de las herramientas más importantes de la naturaleza en el combate al cambio climático”, dijo. “A nivel global, hemos perdido la mitad de los bosques de manglar del mundo desde la década de los 40s, así que ya es tiempo de que comencemos a conservarlos y protegerlos”.
El
proyecto de Conservation International ies el primero en el mundo en cuantificar completamente los créditos de carbono azul tanto en los árboles como en el suelo, y será un modelo para escalar la captura de carbono en los ecosistemas de manglares a nivel global y reducir las emisiones causadas por la deforestación en estas áreas.
“Somos los primeros en este nuevo modelo de humedal”, dice María Claudia Díazgranados Cadelo, bióloga marina y directora de los Programas de Incentivos Comunitarios en Conservation International. “Necesitamos fortalecer la forma en que medimos las reservas de carbono en los componentes del suelo de los manglares. Otras metodologías solo usan la biomasa por encima de la tierra, sin tener mucha consideración por el suelo que es el lugar más importante donde los manglares, y otros ecosistemas costeros, almacenan el carbono”.