Si bien la tecnología podría considerarse la antítesis de la danza, ha transformado la experiencia, ya que les brinda a los estudiantes la libertad de moverse y aprender a su manera, a su propio ritmo. A Boykin le ha brindado la libertad de crear, independientemente de su capacidad para moverse.
“La libertad implica muchas cosas”, dice Boykin. “Como artista, puedo fingir. Puedo sonreír con una lágrima cayendo o dar una presentación aún después de la muerte de mi padre, o sentirme frustrada y aún así tener algo que compartir, pero, a veces, también es bueno poder perderte en tus pensamientos”.
"Poder estar en una habitación con otras personas, tener mi teléfono en la bolsa y mis AirPods puestos y poder perderme en ese espacio, sin estar atada a un cable, sin estar atada a la opinión de alguien, sin estar atada a ser juzgada, sólo ser yo, ahí es cuando puedo ser tan libre como yo quiera” comentó.